La situación en la campaña electoral sueca es extraña: Iniciativa Feminista denuncia las desigualdades y propone medidas. El partido Socialdemócrata, ahora en el gobierno con el apoyo del partido de izquierdas y de los verdes, está extrañamente callado: prefiere no poner en primer plano estos temas. La alianza de los cuatro partidos que ahora están en la oposición habla para proponer medidas que, según ellos, aumenten la ‘libre elección de las familias’. Tan sólo hace cuatro días salieron con la propuesta de una prestación económica alternativa al uso de guarderías. Los cristianodemócratas y los moderados quieren también eliminar los dos meses intransferibles que cada progenitor tiene del permiso parental y volver a dejar otra vez la distribución de todo el tiempo de permiso a la libre elección de la pareja como antes de 1995. En resumen: la libre elección de las familias, esa parece ser su gran preocupación.
Por qué estarán tan preocupados por la libre elección de las familias? Antes las mujeres no podían elegir hacer casi nada sin permiso del marido, ni siquiera irse. Las feministas denunciaron todo esto al grito de ‘lo privado es público’. Se consiguió el divorcio y la igualdad ante el código civil. Se accedió a proteger a las mujeres de la violencia de sus maridos. Se permitió a las mujeres usar anticonceptivos y abortar aunque con muchas trabas. Y se dijo que ya éramos ‘iguales ante la ley’.
Ahora no se defiende que las decisiones las tome el cabeza de familia por decreto sino la familia en armonía. Los estudios empíricos demuestran que tal armonía no es el caso general, que el poder no se distribuye uniformemente sino que los hombres siguen mandando mucho más, pero eso le importa a poquísima gente. Eso sí, se dice y se repite que en este terreno son ellas las que determinan la elección. Si ellas cargan con la mayor parte del trabajo doméstico es porque son maniáticas de la limpieza. Si se toman la mayor parte de las excedencias por cuidado de los niños y trabajan a tiempo parcial, es porque les gusta más estar tan ricamente en casa. Además, la prueba: nadie puede decir ya que las mujeres estén 'con la pata quebrada'. Y puesto que nadie les corta físicamente la huida, si se quedan es porque quieren. En resumen, a ellas les gusta (hay que ver lo que avanza la ciencia de la sociología!). Y si a ellas les gusta, ¿qué se tienen que meter las feministas?
A mí siempre me ha extrañado esa contundencia en afirmar que todo sucede porque a ellas les gusta así. Porque, ¿y a ellos? ¿A ellos qué les gusta? Yo no les veo pelearse mucho por los empleos a tiempo parcial, ni por quedarse en casa cuando el niño esta malo… ¿será pura generosidad la suya? ¡Extraña decisión conjunta ésta en la que las mujeres se llevan la parte que le conviene a la familia y los hombres se llevan la parte que les conviene a ellos! Y cuando se trata de tomar posturas políticas tampoco veo tan claro que las mujeres estén a la vanguardia del movimiento por la libre elección de las familias ni los hombres a la vanguardia de la libre elección individual: veo que en cada partido político, aquí en Suecia, es más bien al revés. Digo yo que, si fuera verdad que ellas acaparan todo el permiso parental a pesar de los enormes deseos de ellos de quedarse en casa cuidando a sus hijos/as, ya habría un movimiento de hombres pidiendo la individualización. Pero no, no son ellos, resulta que son mujeres las que luchan por la libre elección individual y no familiar. ¿No es curioso?
Es muy interesante, por otro lado, esta exclusiva excepción en el derecho de Seguridad Social y en las relaciones laborales. Normalmente las personas realizan contribuciones a la Seguridad Social y acumulan derechos a prestaciones a nivel individual. Los empleadores se atienen a derechos y necesidades de sus empleados, no de otros adultos relacionados con ellos. Pero esta regla general se acaba cuando se trata de que los hombres les cedan a las mujeres el 'derecho a quedarse en casa cuidando a los hijos'. ¿Por qué un empleador que contrata a una mujer tiene que ajustar sus relaciones laborales dependiendo de si ésta está casada con un señor que prefiere cederle a ella sus obligaciones paternales? Y ¿cuándo se ha visto otro caso en que se permita ceder a otras personas los derechos? Se me ocurre imaginarme que una pareja se pudiera repartir las vacaciones: ‘Jefe, me voy este año mes y medio que mi mujer me cede 15 días’. ¿Qué tal suena?
Me diréis que no es tan importante irse de vacaciones como cuidar a un hijo/a. Bueno, las vacaciones son importantísimas, por eso son legalmente irrenunciables. Pero sí, claro, cuidar a los niños/as es lo más. Por eso precisamente: que los derechos individuales de los padres sean irrenunciables para que ningún empresario ni ninguna otra persona se los pueda escamotear. Y los servicios públicos de educación infantil, tan trabajosamente conquistados, que permanezcan intactos para que madres y padres puedan decidir libremente si quieren trabajar. Porque digo yo que con un niño/a en brazos ya parece difícil decidir libremente ir a trabajar, no?. Pero ¿por qué nos hacen darle vueltas siempre a la misma obviedad?
La conclusión es también la de siempre: nada está ganado, las conquistas hay que mantenerlas día a día, minuto a minuto. En Suecia es también difícil avanzar. Y también aquí se puede ir hacia atrás.
María
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