La experiencia de Iniciativa Feminista (F!) es interesante por muchas razones que para mi se resumen en dos: la primera porque la misma existencia de un partido que es capaz de imaginar y reivindicar en el parlamento la igualdad total es consecuencia de lo lejos que han llegado ya en ese terreno en Suecia. La segunda porque nos muestra el techo de la igualdad de género precisamente en Suecia, o sea en el último piso del edificio de la igualdad.
Según apareció F! en escena, todos los demás partidos se apresuraron a decir que tal iniciativa no era necesaria porque ellos ya son feministas. Y efectivamente, mirado el asunto desde otros países europeos, son todos inmensamente feministas. Es más, el sistema es inmensamente igualitario. Las mujeres no se ven atrapadas en las redes de la dependencia económica de sus maridos ni forzadas a elegir entre trabajo remunerado y maternidad. Los derechos sociales están basados en la ciudadanía. Todos los niños/as tienen derecho a una guardería pública que se paga según los ingresos de los progenitores con un techo que se sitúa en tan sólo 100 euros al mes. Los recursos para defender a las mujeres de la violencia de los hombres son enormes, de tal forma que ninguna mujer se ve obligada a permanecer viviendo con su maltratador por falta de recursos. El Estado te acoge, te defiende y te da prestaciones para vivir mientras te ayuda a conseguir un trabajo. La alternativa sueca para la lucha contra la prostitución y el tráfico de mujeres está siendo tan efectiva que actualmente el número de mujeres prostituidas en Suecia se estima en ‘solamente’ 1.500. Es más, el 80% de la población apoya la ley que protege a las mujeres prostituidas como víctimas de violencia de género y penaliza al cliente como agresor. En definitiva, el estatus de las mujeres en Suecia es mucho más ‘igual’ que en ninguna otra parte del mundo. ¿Se puede pedir más?
Una ojeada a los datos más elementales nos muestra que la realidad no es tan ´igual’ como parece. Persisten las diferencias salariales, las mujeres son las que trabajan a tiempo parcial y en los trabajos más precarios, las que cuidan de los niños/as la mayor parte del tiempo y las que realizan la mayor parte del trabajo doméstico. Muchas tienen pensiones que difícilmente les alcanzan para malvivir. Como dice Gudrun Schyman, ‘no se ha cambiado la esencia del sistema patriarcal. Mientras que las mujeres dependen de los hombres en otros países, en Suecia dependen del Estado’.
Los tres objetivos que F! pone en primer plano están escritos en su cartel más difundido en esta campaña: ‘100% del salario, 50% de los permisos parentales y 0% de violencia’. Pero el problema no son los objetivos, que prácticamente todos los partidos comparten, ni que no se sepa cuales son las medidas que habría que tomar para cada uno de ellos. Lo que se percibe es simplemente como si la conversación se hubiera agotado. En esta campaña los partidos establecidos no van más allá de la retórica sobre la igualdad, no se ve ninguna propuesta concreta de avance. El salto que hay que dar ahora es mucho más serio y ya no hay ganas. La sociedad no está preparada, dicen algunos. Sin embargo, ahí están los miles de personas de F!, que han entrado en la política por primera vez o que han abandonado sus anteriores partidos ante esta nueva propuesta. Ahí están las mujeres de los partidos políticos establecidos, que llevan años reclamando reformas como la individualización total del permiso parental (maternidad/paternidad) y siendo acalladas por la línea oficial que, simplemente, no quiere ni oír hablar del tema. ¿Votarán esas mujeres a F!? La prensa, después de sacar reportajes sensacionalistas sobre todos los trapos sucios habidos y por haber, cayó en un mutismo absoluto, hasta el punto de que el principal problema de F! ahora es hacerle saber a la gente que no se ha disuelto. F! se encuentra atrapada en ese techo de cristal de la igualdad, ese pacto de silencio de los ya situados frente a una nueva idea. Pero la rueda de la historia no se puede parar. Suecia ha llegado a tal grado de igualdad que muchas personas han llegado a imaginar la verdadera igualdad. Y no solamente la igualdad de género: F! habla de una sociedad que no esté estructurada en base al poder de unos grupos sobre otros. A medio y largo plazo, no hay duda de que este partido se construirá de una manera sólida, pero ahora F! necesita un 4% de los votos, el mínimo necesario para tener representación en el Parlamento según la ley sueca. El día 17 de septiembre veremos si lo consigue. Es difícil, pero estamos trabajando por ello. ¡Tened preparadas las botellas de champagne!
María
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